¿TIENES HIJOS “DIFERENTES”?

Si no los tienes, ¿te has puesto a pensar cuán difícil resulta la maternidad para aquellas mujeres a las que les ha tocado traer al mundo, criar y sobre todo aceptar a sus hijos “diferentes”? Y a los padres también les cuesta, por supuesto.

Voy a separarlos en tres posibles categorías, aunque debe haber muchas más:

Hijos con necesidades especiales, minusválidos o con retardo mental

Hijos con una identidad de género u orientación sexual diferente a la esperada por sus padres

Hijos que rechazan la idea de vivir como otros les dicen que vivan

No interesa tanto preguntarse por qué son diferentes. Lo importante es aprender a relacionarnos con ellos, respetando sus decisiones (sobre todo si son adultos), por más que nos parezcan equivocadas.

 

 

Comparto contigo 5 DECLARACIONES inspiradas en el manifiesto de Magui Moreno, madre de un hijo autista y coach de mindfulness.

1)Suelto mis expectativas

Mi valor como persona y el de mi hij@ es intrínseco.

No depende de sus logros o de cumplir con las expectativas de nadie, ni siquiera las mías.

La mayor parte de nuestro sufrimiento como padres proviene de centrarnos demasiado en los resultados y no lo suficiente en el camino y en los regalos de criar a un hij@, ya sea neurodivers@ o neurotípic@.

 

2)No desfallezco ante lo que nos pasa


Tener una buena vida no depende de lo que me sucede, sino de cómo me relaciono con eso que sucede.

La libertad personal está en el espacio entre lo que acontece y cómo respondo.

No tengo por qué seguir siendo víctima de las divagaciones de mi mente y de mis patrones emocionales automáticos.

Como padres, a menudo nos enfocamos sólo en lo que el comportamiento de nuestro hij@ significa para nosotros (o para otros adultos), en lugar de lo que significa para ellos.

Mi responsabilidad como madre es entender la necesidad que hay detrás, ayudarlos cuando sea necesario, pero sobre todo cuidar de MI reacción ante su comportamiento.

 

3) Proceso mi decepción, vergüenza, miedo o pena

Reconozco que puede haber dolor, miedo, culpa y vergüenza como parte de mi experiencia de tener un hijo diferente. Me comprometo a trabajar en todo esto (o buscar ayuda) para sanar y sanar la relación con mi hij@ diferente.

4) Acepto para transformar

Como madre, no necesito saberlo todo ni controlar a otros.

A veces basta con ser testigo de las experiencias de nuestros hijos y acompañarlos en sus emociones.

No hay nada malo en mí. No hay nada malo en mi hij@.

5) Reconozco que criar a un hij@ diferente es tarea de espíritus fuertes y en el proceso, me fortalezco aún más.

La crianza de los hijos no es solo otro grupo de tareas que nos provocan estrés en nuestra interminable lista de pendientes. Es una invitación emocional, física y trascendental para conectarnos con la riqueza de la vida: para estar presentes en el aquí y el ahora.

Por tanto, cambia de óptica y no vuelvas a preguntarle a Dios: “¿Por qué a mí?”, mas bien dale las gracias por bendecirte con tan difícil tarea que te fortalecerá y dará herramientas para ayudar a otros.

 

Si tienes un hijo o hija transgénero espero que este libro te pueda ayudar 

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