¿Te casarías solamente por interés social o financiero?

Si tu respuesta es afirmativa, eres parte del creciente número de personas que respaldan el concepto de Hipergamia.

El término hipergamia se compone de dos palabras: hiper, del inglés que traducido es 'hacia arriba' y gamia que deriva del griego que significa 'tendencia a casarse a otro nivel'. La hipergamia es el acto de casarse o salir con alguien que se percibe como más exitoso a nivel social y económico, ya sea consciente o subconscientemente. Esta tendencia puede estar impulsada por el deseo de lograr seguridad financiera o mejorar la reputación.

Aunque la hipergamia se ha vuelto mucho más popular en los últimos años, la práctica existe desde hace siglos. Como ejemplos saltan a la vista el sistema de castas de la India y los matrimonios arreglados de los judíos ortodoxos. Estos también pueden darse en la China, el Japón y varios países de África. Todavía se estila la idea de la dote en India, Pakistán y Bangladesh, donde la familia de la novia es la que paga al novio para que él acepte casarse con ella. Es una condición, un prerrequisito para la boda. Las dos familias se ponen de acuerdo y los novios tienen poco o nada que discutir al respecto.

En el mundo occidental actual, el tema de la seguridad financiera sigue siendo un factor determinante a la hora de elegir pareja. Según un estudio publicado por la Oficina Nacional de Investigación Económica de los EE. UU., ganar premios de lotería determina el aumento de la probabilidad de casarse y de tener hijos.

Hombre infeliz dando dinero a una Foto de stock 277122842 | Shutterstock

 

Una encuesta reciente realizada por Talker Research reveló que el 41% de los participantes consideraba aceptable mostrar su éxito y opulencia en una primera cita. Además, el 31% encontraba atractivo el éxito financiero, y casi el 39% creía que encontrar una pareja con rasgos hipergámicos podía impactar significativamente su crecimiento personal.

El 47% de los estadounidenses ve con buenos ojos la hipergamia. Un estudio antropológico reciente, en el que participaron más de 10,000 personas, concluyó que, en promedio, más mujeres que varones buscan que sus candidatos den señales de estatus económico. Y esto podría deberse, quizás, a que la tercera necesidad emocional de las mujeres es, precisamente, la seguridad, como sostiene en “His needs, her needs” Williard Harley.

Desde tiempos inmemoriales, la hipergamia masculina ha sido la preponderante en el matrimonio. El hombre tenía que ser el más culto, el más rico, el dueño de las riendas familiares. Esto no significaba que la mujer permaneciera a su lado con plena satisfacción sino por mera dependencia, tanto económica como emocional.

La diferencia con los tiempos actuales es que el exhibicionismo de los millonarios y famosos en las redes sociales ha incrementado el deseo implícito o explicito de cambiar el propio estatus socioeconómico con el auxilio de un matrimonio conveniente. El problema es que este tipo de unión no suele durar.

Por esto tal vez la homogamia, la similitud entre la pareja, resulte ser la confluencia más apetecible, la principal garante de estabilidad y mutua satisfacción, en la sociedad postmoderna. 

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