¿Has escuchado hablar del TOLIAMOR?
No es el Poliamor, esa práctica cada día más extendida de parejas que acuerdan no ser monógamas, que consienten en que su cónyuge o conviviente tenga relaciones sexuales con otras personas ya que ellos también pueden hacer lo mismo. O sea, en el poliamor la infidelidad es pública, y no pasa nada.
El Toliamor es diferente. No hay acuerdo explicito, no hay consentimiento, pero uno de los dos tolera que la otra persona sea infiel, no reclama y se calla, aplicando el refrán que reza “ojos que no ven, corazón que no siente”. Aunque en realidad lo ven y lo saben, y suponemos que … lo sienten.
Esta práctica es muy antigua, sobre todo en nuestros países latinoamericanos, en los que por siglos ha dominado la cultura machista del doble estándar, donde se le decía a la mujer que tenía que hacerse “de la vista gorda” porque todos los hombres eran infieles, pero que ella debía comportarse bien, porque de no serlo podía ser juzgada duramente por su familia y por la sociedad.
En los Estados Unidos donde se viene trabajando en la igualdad de género desde hace mucho, el machismo no sería una explicación tan válida para el Toliamor como lo resulta para los latinoamericanos.
Hay muchas mujeres modernas que pasan por alto el affair del esposo o conviviente por mantener su estatus socioeconómico y su estatus en las redes sociales, por cuidar las apariencias de “familia feliz” que quieren proyectar públicamente.
También hay aquellas que prefieren depender del marido, en el plano financiero, para gozar de lujos y comodidades sin mayor esfuerzo personal y están dispuestas a tolerar que él “se tire una canita al aire”.
Finalmente, quedan las que llevan muchos años de casadas, que aman a sus esposos, y que, por el bien de los hijos, toleran que ellos flirteen con otras mujeres porque saben que será algo pasajero y sin mayor impacto en su futuro. Es un precio que están dispuestas a pagar por mantener la vida que han construido juntos.
En la época postmoderna, del apogeo de las redes sociales que promueven el “aparentar” tener una relación feliz, el Toliamor puede ser una manera de mantener las apariencias en sociedades donde la monogamia sigue siendo valorada.
Muy lamentable que haya tanta gente que, por salvar las apariencias, se preste a tolerar la infidelidad y fingir que todo marcha bien en su relación de pareja y en su hogar.