¿Debo perdonar a mi pareja infiel por mis hijos?
A través de mis segmentos radiales, he recibido cientos de consultas de mujeres con este problema y algunas de varones que han sido lo suficientemente valientes como para contarme que estaban viviendo el mismo dilema. En forma coincidente, todos me preguntan: "¿Debo perdonar a mi cónyuge infiel?"
Es verdad que una buena parte perdonan por los hijos, para que los niños no sufran con el alejamiento del padre o las consecuencias del divorcio. Pero lo importante es que perdones para hacerte un favor a ti misma, por tu propio bienestar emocional y espiritual. Porque perdonar es obligatorio, mientras que dar una segunda oportunidad es opcional.
¿Cuán frecuente resulta la infidelidad en nuestra cultura machista! ¡Pero cuántas mujeres están siguiendo el mal ejemplo de los varones que sacan los pies del plato con la mayor facilidad y sin pizca de arrepentimiento!...
Creo que la infidelidad es una de las más justificadas causas de separación y divorcio, sin embargo, para toda regla hay una excepción y cada caso merece un análisis particular, como lo sustento en mi libro EL PODER DEL AMOR AGAPE: COMO RESTAURAR TU MATRIMONIO DESPUES DE UNA INFIDELIDAD.
¿Qué hacer cuando después de haber perdonado a la pareja infiel usted no puede volver a confiar en ella, a pesar de sus esfuerzos, y se siente sumamente inseguro en lo que respecta al futuro de esta relación?
¿Quién le garantiza que no volverá a serle infiel a la primera de bastos? Confiar nuevamente no es fácil. Por el contrario, el proceso es largo y tortuoso
A pesar de la complejidad del tema, me permitiré ensayar una respuesta general que pueda ser de utilidad a manera de primer acercamiento:
Quien es infiel pierde la confianza del ser amado. Para recobrarla tendrá que hacer méritos y demostrar un verdadero propósito de enmienda pues el arrepentimiento solo no basta.
- La persona traicionada no puede esperar sentirse segura inmediatamente después de haber brindado el perdón y haber logrado la reconciliación. La mujer que ha sido objeto de infidelidad queda dolida y como es lógico suponer, la herida demorará un buen tiempo en cerrar. Esto lo debe saber el cónyuge, pero también lo tiene que asumir usted misma. No es bueno apresurarse. Hay que tomar el proceso con calma.
- La persona que ha sufrido las consecuencias del adulterio debe preguntarse hasta qué punto está dispuesta a perdonar.
Solo si el perdón es total, sincero, acompañado de olvido, valdrá la pena intentar darle al otro una segunda oportunidad. Porque si se vuelven a unir para vivir recordando el gran dolor que el adulterio trajo consigo, ¿de qué servirá el reencuentro?... Si le va a estar achacando culpas al otro en forma permanente, recordándole y refregándole su infidelidad en la cara, usted se hace tanto daño a sí misma como el que le infringe a él. - Intente no volver sobre el tema, a no ser que sea estrictamente necesario, Aplique el simple refrán de "borrón y cuenta nueva”.
- El miembro de la pareja que perdona tiene que hacerle saber al otro que le dará una segunda oportunidad porque lo ama, pero que no habrá en ningún caso una tercera, ya que la reincidencia traería consigo la separación definitiva.
- Una cosa es ser bueno al perdonar un grave error y otra muy distinta es ser tonto o masoquista y hacerse la vista gorda con respecto a las infidelidades de nuestra pareja.
- Deje en claro a su pareja que lo ha perdonado por amor, pero que usted no es ninguna boba como para permitirle reincidir. Que, de volver a sacar los pies del plato, lo abandonará, o peor aún, él tendrá que salir de la casa, sin los hijos, por cierto. Esta aclaración no debe ser dicha en tono de amenaza sino de advertencia. Cuando le dé esta explicación, trate de estar calmada, hablando suave y tranquilamente, sin exaltarse.
- Otra consideración importante es la que tiene que ver con el equilibrio emocional de nuestros hijos. Si la pareja los tiene, está en la obligación de considerar que ellos también merecen un hogar y que les será mucho más difícil madurar afectivamente viviendo solo con uno de los padres. Por eso, si realmente queremos y podemos perdonar al otro, este es otro motivo más: ver a nuestros hijos felices.
- Es recomendable conversar abierta y sinceramente con el esposo para pedirle que huya de la tentación. Para ello tendrá que cambiar hasta su estilo de vida, de ser necesario. Si es de los que frecuenta fiestas, discotecas y ambientes sociales movidos, deberá cortar con todo aquello que le ponga la tentación en bandeja para, justamente, evitar caer en ella.
Finalmente, ¿Cómo podemos hacer para mantenemos fieles el uno al otro? La regla de oro es sencilla: fuerza de voluntad. Perseveraren la opción. Vencer la tentación.
Hay que recordar que elegimos a ese hombre o a esa mujer entre millones por alguna buena razón y que le ofrecimos mantenernos a su lado, en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza... hasta que la muerte nos separe.
Fue una opción tomada voluntaria y libremente. Seamos lo suficientemente maduros y responsables como para asumir los deberes que conlleva. Nos debe quedar claro, entonces, que la fidelidad es uno de los valores principales sobre los cuales se construye el verdadero amor.
La fidelidad es la base de la felicidad conyugal